A los pies de la sierra de Cantabria...

San Vicente de la Sonsierra

Peciña, algunas notas sobre su historia

Del antiguo alfoz de San Vicente de la Sonsierra de Navarra “que llegó a reunir las aldeas de San Martín, San Juan, San Pelayo, Dozono, San Román, Hornillos, Orzales, Ribas, Abalos y Peciña” (Hergueta, 1906), todas desaparecieron excepto Ribas y Abalos, “quedando únicamente como jirón de su antigua grandeza la aldea de Peciña, situada cinco kilómetros al Norte de San Vicente en las vertientes del monte Tolonio ó Sonsierra. En principio se denominó La Piscina y estuvo edificada en el mismo sitio donde el Abad Virila construyó el Monasterio y real de Santa María de la Piscina, hasta que fue arrasada, con casi todas las aldeas enunciadas, en los cuatro sitios que los castellanos pusieron a la villa de San Vicente desde el año 1336 al 1445 que volvió a reedificarse con el nombre de Peciña en el coto redondo del Monasterio, dos kilómetros más arriba.” (Hergueta, 1906; p. 467-468)

El Diccionario Geográfico-Histórico de España de Casimiro Gobantes (1841) únicamente recoge como información de Peciña, la de “otra aldea de San Vicente próxima á la villa”, aunque dedica una amplia explicación a “Nuestra Señora de la Piscina”. Produce granos, legumbres y algún vino. Cuenta con 16 vecinos y 81 almas.

El Diccionario de Pascual Madoz, a mediados del XIX describe a Peciña como aldea de la villa de San Vicente con la que forma ayuntamiento. Se sitúa en la pendiente de la colina que arranca del monte de Toloño, con buena ventilación y clima sano. 12 casas de antigua construcción; iglesia independiente  de la de San Vicente, de antigua construcción dedicada a San Martín, y tiene una pequeña torre de figura regular, con reloj y dos campanas. Como a 40 pasos de la aldea, en dirección sur, nace una fuente de agua potable, perenne que forma un riachuelo de corto caudal y curso, llamado la Canoca, que a muy corta distancia va a incorporarse en el Ebro, con sus aguas se fertilizan sobre 8 fanegas de tierra. El terreno es de mediana calidad, con unas 400 obradas de viña, que son las que constituyen su principal riqueza. Produce trigo, cebada, avena y legumbres; se cría poco ganado lanar, y hay caza de perdices y conejos. Cuenta con 22 vecinos y 95 almas.

Mapa de La Rioja dividida en Alta y Baja, con la parte de la Sonsierra que llaman comúnmente Rioja Alavesa. 1769

La noble Compañía de Ballesteros Hijosdalgo de Peciña

Las compañías de ballesteros fueron la tropa elegida por los reyes pare realizar sobre todo labores de escolta. A partir del siglo XII se establecen en algunas villas y ciudades las primeras compañías y en el siglo XIV tienen un papel fundamental en las tierras de frontera. El reino de Navarra tenía compañías de ballesteros en San Vicente, Ábalos y Peciña. La mayoría fueron desapareciendo paulatinamente o se reconvierten en agentes de la justicia, guardas de caminos o cofradías de caridad.

Se trata por tanto de una asociación de carácter militar, que entre los siglos XIV al XVIII existió en Peciña. La ballestería fue un oficio muy apreciado y distinguido con franquezas e incluso privilegios nobiliarios.

La de Peciña debió de fundarse durante el siglo XIV, cuando San Vicente de la Sonsierra era un fortísimo castillo que sufría constantes y duros ataques en los últimos años del siglo.

Con la anexión a Castilla en 1463 la noble compañía  perdió su cometido militar, aunque conservó el de guarda y defensa de los términos, especialmente de los montes (importantísimos para la vida de los pueblos  como sabemos por el cuidado que sus ordenanzas ponen en su conservación. Las nuevas ordenanzas se redactan en 1547.

La noble compañía estaba bajo el patronato de San Juan Bautista, en cuya ermita situada a las afueras del pueblo donde realizaban sus reuniones periódicas y las celebraciones religiosas de su festividad en mayo, junio y diciembre. Acudían también en corporación a las procesiones de Peciña y de Nuestra Sra del Toloño.

Gobernada por un alcalde, un mayordomo y un secretario, el segundo era el encargado de la guarda y custodia de los motes comunales organizando los turnos de guardia ya que como se ha dicho antes, la conservación de los montes era el principal cometido en esta época de la Compañía.

Los ballesteros debían ser todos hijosdalgo de sangre, y estar casados con “mujeres de la misma calidad” pues de no ser así era despedido de la Compañía. Además solo los hidalgos casados o sacerdotes podían solicitar el ingreso en la corporación. No se conservan noticias de la compañía posteriores al verano de 1719.

Artículo redactado por Maribel Garcia Viejo dentro de la ejecución del proyecto denominado “Servicio de interpretación del  conjunto arqueológico de Santa María de la Piscina y de las aldeas de Peciña y Rivas de Tereso”. Programas  subvencionados por el Gobierno de La Rioja y por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social y cofinanciados por el Fondo Social Europeo con cargo al Programa Operativo Regional de la Comunidad Autónoma de La Rioja 2014ES05SFOP001

Mapa de la Rioja 1851. Detalle de Ribas y Peciña.

https://www.ign.es/web/catalogo-cartoteca/resources/html/001713.html

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